Hay un alto porcentaje de los socios de un gimnasio que aparecen y desaparecen como por arte de magia. Nunca llegan a coger una rutina y nunca están más de un par de semanas, tres como mucho.
Saben que en el fondo aquello sirve para algo, porque lo han visto en otras personas, pero nunca han notado los efectos ni en su salud, ni en su estética. Se mueven por impulsos, picos en su voluntad que les llevan al gimnasio 5 veces por semana para ponerse en forma ya, el problema es que estos impulsos duran lo que duran.
Cuando empiezas a entrenar, en condiciones normales, han de pasar entre 6 y 8 semanas para que veas un cambio en tu aspecto, y es en ese momento en el que te “enganchas” al entrenamiento.
Durante las primeras semanas, tu musculatura va creciendo y tu % de grasa bajando, pero hasta que ambas cosas se noten, son necesarias esas 6 semanas, y mientras te has de mover por estricto convencimiento, y para ello te has de fijar un plan compatible con tus horarios, y con tu vida en general.
Mucha gente se cansa antes de este momento, lo que provoca aún más rechazo hacia el gimnasio y todo lo que le rodea, y aumenta la posibilidad de que el fracaso se vuelva a repetir en su próximo intento por mejorar.
A mis clientes de entrenamiento personal, siempre les digo antes de empezar que no me pidan resultados antes de las 6-8 semanas.
Por eso te recomiendo que esperes 8 semanas antes de abandonar, si lo consigues, tu vida cambiará para siempre.