
El valor de un compañero de entrenamiento muy experimentado puede ser muy relevante especialmente en varias áreas, por ejemplo, cuando un atleta alcanza una meseta o punto de estancamiento en su desarrollo y puede usar la energía adicional de otro que comparte un nivel similar de experiencia en el gimnasio y objetivos.
Pero cualesquiera que sean las razones para buscar un compañero de entrenamiento, hay algunas guías básicas que ambos han de conocer y respetar para alcanzar el más productivo equipo de trabajo:
Tipo de cuerpo, condición y experiencia: ciertamente ayuda contar con un compañero con un físico bastante similar en términos de altura, peso y fuerza. Esto es una cuestión tanto de seguridad como de justicia, porque permite a ambos compañeros prestarse la misma ayuda física y soporte. Además, es esencial que los conocimientos básicos acerca del entrenamiento de vuestro nuevo compañero sean al menos tan buenos como los vuestros. Si posee un poco más de experiencia y pericia en ciertos ejercicios o como mejorar ciertas partes corporales, esto por supuesto puede ser todavía más beneficioso si lo comparte con vosotros.
Eficiencia del tiempo: vuestro descanso entre series debe ser sólo el tiempo que le lleve a vuestro compañero para completar su serie y el que necesitéis para cambiar los pesos de una máquina, o para pasar a la siguiente. Evitad largas conversaciones que os distraerán de la dinámica de la serie y de toda la sesión. Mantened la intensidad a lo largo del entrenamiento, dejad la charla para la parte del calentamiento inicial o dedicadle unos minutos al final, cuando la sesión haya concluido.