Sudar en sí no refresca el cuerpo, lo que nos refresca es la evaporación. Todo lo mencionado anteriormente retrasa relativamente la evaporación. En esencia, el agua necesita energía para evaporarse, y toma esa energía del calor que desprenden nuestros cuerpos. En condiciones cálidas y húmedas, el cuerpo hace todo lo posible por mantenerse a 37 grados internamente.
Es considerado peligroso entrenar en condiciones de (calor/humedad): 30°C/90%, 33°C/60%, 36°C/40%.
Por supuesto, a muchos nos encanta correr los días calurosos, pero es importante tomar ciertas precauciones para no terminar comprometiendo seriamente nuestra salud. Es importante controlar la temperatura exterior, así como la humedad, ya que ésta aumenta la sensación térmica. Además es muy recomendable usar ropa liviana que permita la disipación del sudor. Otro aspecto fundamental es mantenerse hidratado y no querer llevarse al límite. En condiciones de extremo calor si uno se sobreexige las consecuencias pueden llegar a ser terribles. Hay que prestar atención al cuerpo, y saber dar por finalizado un entrenamiento si no se puede continuar.