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24 de diciembre de 2010

El entrenamiento funcional

Hace ya algunos años que empezamos a oír hablar de los entrenamientos funcionales, de hecho recuerdo nuestro primer artículo al respecto hace unos 3 años. En realidad el término, es un poco ambiguo y se podría interpretar como el entrenamiento que nos funciona para la vida real.

Simplificando, la diferencia más notable que marca el entrenamiento funcional, es que se trabaja con cadenas cinéticas completas, es decir se trabajan gestos poliarticulares, en los que unas articulaciones se mueven para ayudar a otras. Por poner algún ejemplo, zancada con cruce de poleas de pectoral, sentadilla con press de hombros, o salto con dominadas.

Una de las características de estos ejercicios es que se usa el peso corporal como resistencia en muchos más ejercicios de lo que se hace en la sala de máquinas habitualmente. Así, están volviendo muchos ejercicios de toda la vida, como las flexiones o las zancadas, y todo ello es de agradecer.

Por otro lado, el mercado, o bien ha visto, o bien ha promovido este fenómeno del entrenamiento funcional, y cada vez son más las marcas que en su catálogo incluyen máquinas de movimientos libres, con cables y poleas regulables.

Y ya, algunas cadenas de gimnasios, sobre todo las más grandes, ya han reservado su pequeño espacio para este tipo de entrenamientos.

Yo, soy partidario de todo aquello que haga que la gente se mueva, por eso me parece una iniciativa excelente, pues el desvincularse un poco de la imagen de los hierros, hace que un determinado tipo de gente empiece a entrar en los gimnasios sin miedo.

Pero también es verdad que el entrenamiento funcional, aunque parece una evolución del entrenamiento analítico (series y repeticiones), es lo contrario. Todos aquellos que llegado el momento se enganchen al ejercicio por el entrenamiento funcional, acabarás queriendo o necesitando desarrollar el eslabón más débil de su cadena cinética, y tendrán que recurrir al entrenamiento analítico, al convencional.

Así, creo que ambas modalidades son complementarias y deben coexistir en los centros, y siempre que sea posible, debemos aprovechas los beneficios de ambas.