Los hidratos deben ser la base de nuestra alimentación y la principal fuente de energía de la dieta. Sin embargo, no es igual consumir hidratos complejos que aźucares o hidratos simples, pues los primeros deben predominar por sobre los segundos si no queremos colocar en riesgo la salud del organismo. Por eso, te damos algunos consejos para mejorar la calidad de los hidratos ingeridos.
* Reemplaza el consumo de bollos, donas, scones y pasteles por panes integrales y/o con semillas untadas con dulces o quesos bajos en grasas.
* Sustituye el rebozado tradicional de pan rallado por un rebozado en avena, semillas o sémola de trigo integral.
* En lugar de patatas fritas o bastones de maíz frito que tienen harina refinada y mucha grasa y sodio, consume semillas de calabaza saborizadas o pipas de girasol con especias.
* Emplea más legumbres y combínalas con pastas refinadas si deseas.
* Reemplaza la harina refinada por harina integral y añade a tus panificados caseros semillas para reducir aun más el índice glucémico de tus platos.
* Evita las gominolas y demás chucherías y consume en reemplazo palomitas de maíz o cereales sin azúcar a los que después puedes añadir miel y frutas frescas.
* Elabora tu propia granola o muesli mezclando avena, arroz inflado sin azúcar, orejones en trozos y frutas secas o semillas.
Con estos consejos lograrás equilibrar la cantidad de hidratos complejos que necesitas a diario y reducir los azúcares de tu dieta, así no sólo tendrás energía buena sino también, menor índice glucémico, más fibra, más saciedad, más vitaminas y minerales y más sabor en los platos.
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