Los atletas de fuerza que sustituyan algunos de sus entrenamientos con sesiones en que imaginan un entrenamiento con pesas obtienen casi el mismo nivel de progresión que los atletas que no pierden las sesiones de entrenamiento; este controversial estudio realizado por el científico de deporte Mathias Reiser de la Universidad “Justus Liebig Giessen” llega a esta conclusión tras una experiencia con 43 practicantes saludables que incluyeron el entrenamiento imaginario como una buena opción para los atletas con una imaginación muy viva.
En un anterior y famoso estudio realizado por el científico de deporte Vinoth Ranganathan se probó que el simple hecho de imaginar que se está entrenando dentro de un plan de entrenamiento específico y en días de descansos fortalecer a los músculos; esto también fue ampliado por investigaciones holandesas donde se pudo establecer un tiempo determinado para fortalecer los gemelos al utilizar este método, además se añaden que las personas con lesiones graves se recuperan más rápidamente cuando incluyen la visualización dentro de sus tratamientos físicos.
Los científicos de la Universidad de Lyon descubrieron que el entrenamiento imaginario también es interesante para los atletas saludables; y de acuerdo con el estudio los atletas de fuerza quitan más provecho de sus entrenamientos si imaginan que están entrenando en los intervalos entre las series.
La mente tiene más influencia sobre la musculatura de lo que pensábamos porque es posible entrenar un músculo de forma más intensa, bastando para ello visualizarlo mientras realiza sus repeticiones, o simplemente mirando una foto del músculo en contracción.
El científico Mathias Reiser quería saber hasta que punto el entrenamiento imaginario podría sustituir el verdadero entrenamiento con máquinas y pesos libres que sabemos exige sudor y sacrificio y para ello dividió a los participantes en cuatro grupos.
Durante la primera semana los cuatro grupos entrenaron de la misma forma habitual yendo al gimnasio tres veces por semana, entrenando con pesos confortables para realiza 15 repeticiones; en este periodo se realizaron elevaciones de gemelos, prensa de piernas, press de banca y extensiones de tríceps.
Después comenzó la verdadera experiencia;
El grupo M0 continuó entrenando de la misma forma durante cuatro semanas más.
El grupo M25 sustituyó 25% de las sesiones de entrenamiento físico por entrenamientos mentales durante las cuales ellos sólo imaginaban lo que estaban entrenando.
El grupo M50 sustituyó 50% de las sesiones de entrenamiento físico.
El grupo M75 sustituyó 75% de las sesiones de entrenamiento físico.
A finales de las cuatro semanas la fuerza de los practicantes en todos los grupos fue la misma; el grupo M0 había progresado más que los otros grupos, el grupo M25 había progresado más que los grupos M50 y M75; y el grupo M50 había progresado más que el grupo M75, pero ninguna de las diferencias fueron estadísticamente significativas.
Pero lo interesante fue observar que los individuos que mejoraron su manera de imaginar una sesión de entrenamiento mostraron un mayor aumento de la fuerza entre los grupos M y en consecuencia se concluyó que mientras más poderosa sea la capacidad de imaginación, mejores resultados se obtendrán con el entrenamiento imaginario.
Los alemanes resumieron que el entrenamiento de fuerza no puede ser realizado sin mucho esfuerzo intenso real, sin embargo las sesiones de entrenamiento isométricas de alta intensidad pueden ser parcialmente sustituidas por sesiones de entrenamiento mental sin que hubiera una reducción considerable de las ganancias de fuerza.
Los resultados apoyan la hipótesis de que el entrenamiento imaginario es un método complemente adecuado para mejorar la fuerza muscular.
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