Es habitual, en deportistas pero también en profesionales del
acondicionamiento físico, confundir los conceptos de intensidad y
densidad. Tener bien clara la definición es vital puesto que son, en
muchos casos, opuestos y determinan resultados contrarios.
Por intensidad entendemos el porcentaje que supone el peso utilizado
respecto al máximo que seriamos capaces de utilizar para una sola
repetición ejecutada con la técnica correcta. Es por ello que un
entrenamiento realizado con un peso que represente el 90% de nuestro
1RM, y que nos permita hacer alrededor de 3 repeticiones máximas, será
más intenso que trabajar al 70% y hacer 10 repeticiones máximas por
mucho que esto nos parezca más intenso en el sentido más coloquial de la
palabra. La intensidad está, por tanto, más relacionada con
entrenamientos de fuerza y fases de intensificación realizadas con altas
cargas y largos periodos de descanso, disminuyendo drásticamente su
densidad.
Por densidad entendemos la cantidad de trabajo,
o volumen de entrenamiento, que desarrollamos en un determinado tiempo.
De esta manera, un entrenamiento puede ser más denso porque en menos
tiempo hemos hecho el mismo trabajo, o bien porque introduzcamos ante
misma duración del entrenamiento un mayor volumen o cantidad de trabajo.
Este concepto está relacionado estrechamente con el tiempo de descanso
entre series y el número de repeticiones, pues lógicamente serán los
principales factores que posibilitarán una mayor cantidad de trabajo en
un mismo periodo de tiempo. Este factor resulta determinante en
entrenamientos de hipertrofia o fases acumulativas de entrenamiento
donde el volumen total resulta determinante, pero necesitamos no
superar la hora por el marco hormonal desfavorable que generaría.
De esta manera, un circuito realizado con escaso tiempo de descanso no
te permitirá mover altas cargas pero acabaremos exhaustos. Cuando el
deportista habitual consideraría que este entrenamiento es intenso,
realmente estaríamos hablando de una planificación de alta densidad y
baja intensidad.
Estos conceptos resultan determinantes para entender muchas veces los
diferentes sistemas de entrenamiento que explicamos en este blog y en
foros mínimamente técnicos y que, en caso de no conocer bien la
diferencia, pueden llevarnos a planificaciones absurdas con las que
jamás obtendríamos los resultados pretendidos.
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