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26 de diciembre de 2007

¿Está bien hacer trampa?


Pocas cuestiones han sido objeto de debate durante tanto tiempo como la disyuntiva entre si hay que usar el principio de trampa para ganar masa. ¿Hasta qué punto es bueno o malo hacer trampa?

Jeff Maltby, un culturista de los duros que es conductor de camiones, que quiere estar tan grande como una casa y que entrena en un gimnasio con las últimas novedades, hizo un comentario muy interesante. “Me he dado cuenta de que los más grandes de mi gimnasio hacen trampa en casi todos los ejercicios. Muy pocos realizan una ejecución estricta”, explicó.
Quizás esto sorprenda a algunos lectores porque los artículos de las revistas (muchas veces escritos por personas que no saben nada del entrenamiento) siempre aseguran que es de vital importancia cumplir una forma perfecta. No obstante, tan sólo hay que ver a Arnold Schwarzenegger o a Lou Ferrigno en la película Pumping Iron para comprobar que los culturistas de éxito suelen ser flexibles con la ejecución de los ejercicios.
Los entrenadores de los campeones, como Vince Gironda, recomiendan empezar con un estilo más que estricto que, a medida que avanza la serie, se va desvirtuando. Es curioso que adaptar un ejercicio a la pérdida de fuerza sirva para aumentar la intensidad.

Si abandonamos el ejercicio cuando ya no podemos completar ni una repetición correcta más, habremos estimulado una cantidad limitada de células musculares, pero si seguimos haciendo cierta trampa hasta el fallo, y aún más allá, provocaremos más microtraumas en las fibras. Este incremento de la intensidad supone más ganancia de músculo, siempre que descanséis lo suficiente y la alimentación colabore en la recuperación.