
En personas sedentarias bastaba con unas subida de doscientos escalones al día para lograr beneficios (ellos lo hacían en unos tres minutos y probablemente sea algo más que lo que puedas encontrar en tu casa). A medida que se ponían en forma estas personas llegaron a hacer hasta seis subidas al día la sexta semana.
El ritmo tiene que ser vivo, si "te arrastras" de escalón a escalón no sirve ya que la clave está precisamente en la intensidad del ejercicio, mayor que la de la marcha a pie.
En los grupos analizados se encontraron mejoras en la cantidad de oxígeno absorbida, menor nivel de ácido láctico durante el ejercicio, menor frecuencia cardiaca de reposo y un descenso del nivel de colesterol HDL o "bueno".