
Un reciente estudio de la Universidad de Stanford señala que los alimentos orgánicos si protegen más el medio ambiente pero para la salud humana no implican menos riesgo, y nutricionalmente hablando apenas hay diferencias en el contenido de vitaminas, grasas y proteínas.
Pues si bien quedamos libres de aditivos y pesticidas si comemos productos orgánicos, la comida convencional utiliza límites seguros que no deberían afectar al organismo. Además, las posibilidades de contaminación bacteriana existen en igual proporción en alimentos orgánicos y convencionales
No obstante, las bacterias de carnes que no son orgánicas tienen más probabilidades de ser resistentes a los antibióticos que los gérmenes que contaminan los orgánicos.
Si bien hay muchas razones para consumir orgánicos, como por ejemplo: cuidar el medio ambiente y consumir alimentos con mayor sabor y color, su costo es notablemente superior a los alimentos convencionales y no tienen menos calorías ni son más nutritivos o menos riesgosos que aquellos no orgánicos. Por lo tanto, quizá la comida orgánica es sana pero no tanto como creemos y menos aún, es mucho mejor que la convencional.