Probablemente usted se habrá preguntado qué ocurre con los fisicoculturistas una vez que envejecen o después de los 40. ¿Pueden mantener siempre un cuerpo exquisito en fibras y con nula presencia de grasas? ¿Les influye en algo el incontenible esfuerzo que periódicamente realizan en sus entrenamientos y los anabólicos que introducen al organismo?
Claramente, el cuerpo humano, por más ejercicio que haga, tiende a cambiar en forma y contextura de acuerdo con la edad. La grasa se administra de distinta manera alrededor de esos músculos que, paralelamente, pierden elasticidad y tonificación. La apariencia vigorosa y la fuerza, en mayor o menor medida, disminuirán.
Sin embargo, hay problemas mucho más serios que la pérdida de la belleza física. Hablamos de lesiones y enfermedades importantes. Un programa de ejercicios desarrollado con apoyo profesional y sin llevar la exigencia a niveles imposibles, probablemente no implicará consecuencias patológicas durante la vejez. Pero cuidado, el organismo de seguro sí pasará la cuenta a quienes hayan abusado de sustancias extrañas y de un entrenamiento anti natural.
Ejercicios contraproducentes
Como todo deporte actual, el culturismo posee un alto nivel de estudio científico. En este caso, el entrenamiento ideal está dado por lo que se llama “triángulo del buen comportamiento”. Esto es, combinar en su justa medida la musculación (el trabajo de fisicoculturismo básico), los ejercicios aeróbicos y la elongación. Descuidar cualquiera de estos tres puntos o ejecutarlos mal, puede resultar peligroso para el organismo. Para los jóvenes deportistas y aficionados, tal vez no hoy ni mañana, pero sí en el futuro, durante la tercera edad.
El fisicoculturista argentino (campeón mundial en 1964 y ya fallecido) Jorge Brisco, profesor de educación física especializado en musculación y presidente de la ISTA (Federación Internacional de Entrenadores Deportivos), dijo que buena parte de estos problemas se originan en la adolescencia. “Cualquier enseñanza de fisicoculturismo que a esa edad no respete cartílagos de crecimiento, actitudes posturales, desarrollo toráxico y carga adecuada, puede traer serios problemas de columna; una hernia de disco en la mayoría de los casos. Aparecen las algias del esfuerzo: problemas articulares, producto de ejercicios mal hechos o peso excesivo en las máquinas”.
Lo que ocurre es que a esa edad (antes de los 18 años) la estructura ósea aún no está en pleno desarrollo y cualquier defecto estructural que se genere en el organismo será difícilmente corregible.
Jorge Brisco agrega que “el sistema óseo-articular se mantiene con las riendas musculares. Si uno realiza, por ejemplo, demasiado entrenamiento pectoral y no se trabaja la parte de la cintura, se produce un acortamiento de las fibras que lleva a la sifosis (malformación dorsal), producto de una musculatura que se desarrolla, pero asimétricamente”.
Algo similar ocurre con los adultos que practican mal el deporte. El desarrollo de musculatura exagerada en algunas partes del cuerpo, pero que desarmoniza con otras, no sólo resulta antiestética, sino puede originar trastornos físicos difíciles de superar.
Muerte por esteroides
Al margen de ejercicios hechos incorrectamente o mal dosificados, el principal problema que sufren los fisicoculturistas en la tercera edad, son las patologías emanadas del uso indiscriminado que dieron a hormonas y esteroides durante su juventud.
Estas sustancias comenzaron a hacerse populares en la década de los 70’s. Primero en los deportes de fuerza (físicoculturismo y levantamiento de pesas) y, luego, en las carreras de potencia, como los 100 metros planos y los saltos.
“Gente se ha muerto por esto”, comenta Brisco. “Existen muchos casos, especialmente en los últimos años, de exfisicoculturistas que han fallecido por el uso de sustancias para potenciar el rendimiento. Por lo general, se trata de personas con afecciones cardiovasculares”.
Los compuestos más utilizados son los anabólicos esteroides, que son hormonales. Gracias a ellos uno puede obtener una mejor anabolización del cuerpo, es decir, son asimiladas más rápidamente las proteínas, aminoácidos y vitaminas combinadas. Sustancias que cumplen esta función, como la creatina, son aceptadas en las competiciones y dan estupendos resultados en el corto plazo.
Productos hormonales o drogas esteroides como el estanozonol pueden traer serias lesiones al hígado (incluso cáncer), al riñón y disminuir notablemente la potencia sexual. La explicación simplificada es que estas hormonas cuando son administradas artificialmente, inhiben la producción que naturalmente el propio organismo genera. Eso explica, por ejemplo, que los testículos disminuyan progresivamente su producción de testosterona hasta llegar (si las dosis de droga han sido muy fuertes) a la infertilidad.
Para quienes realizan habitualmente fisicoculturismo o piensan practicar esta especialidad, se recomienda lo siguiente:
- Evitar el consumo de drogas esteroides o sustancias hormonales. En su momento parecen inofensivas, pero no lo son, menos aún si las dosis son elevadas.
- Hacerse siempre un chequeo médico previo, para descartar patologías incompatibles con ciertos ejercicios de fuerza.
- Practicar el deporte en establecimientos donde trabajen profesionales de la actividad física y de la salud. Para verificar esto, compruebe que cumplan con las leyes que la mayoría de los países posee respecto de gimnasios y práctica deportiva.
- No iniciar la práctica del fisicoculturismo antes de los 14 años. Si se comienza antes de los 18, realizar un cuidadoso programa de ejercicios, acorde con la edad.
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